Somos unas enganchadas a Asos. Pero para nuestro bien y el de nuestra economía, somos más fans de mirar que de comprar (aunque a veces sucumbimos ante la tentación). Nos podemos pasar horas y horas buceando ensimismadas en la página entre trapitos. Y últimamente nos hemos tropezado con vestidos frente a los que hemos pensado, oye, pues esto no quedaría mal para una novia. De hecho, hace ya algún tiempo escogimos varios de ellos en este post sobre vestidos de novia low cost. Porque una cosa esta clara: hay vestidos de novios maravillosos, pero cuestan parte de nuestro hígado (y somos medio borrachinas y no nos darán demasiado por él). Así que hoy hemos hecho una selección de vestidos de Asos antes los que diríamos el sí quiero sin estar alimentándonos de pasta y arroz durante meses. Eso sí, hay que hacer un ejercicio mental de imaginárselos con el peinado, el tocado y los zapatos adecuados. ¿Probamos?

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La aquí firmante no piensa casarse (aunque nunca se dice de este agua no beberé), pero algunos domingos tontos y días nublados, a una le sale la vena más clásica e imagina que si tuviera que hacerlo, sería de corto. Y con estas opciones, hasta una se puede imaginar de novia sin sentirse Sisí Emperatriz. Estos vestidos (imaginadlo con un tocado de flores) son ideales para esas novias que no quieren parecer princesas o incluso para la ceremonia civil en juzgados y ayuntamientos o incluso para ponerse cómoda en medio de la fiesta y dejar boquiabiertos a los invitados con tu cambio de look. También son aptos para invitadas que quieren marcarse un Sara Carbonero y ganarse el odio de la novia de por vida.

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Y si ya queremos ir de largo, opciones no faltan y todas a muy buen precio (el más caro cuesta 252 euros). De hecho, estos vestidos son una buena opción para modificarlos y hacer el que tienes en tu cabeza y no encuentras en ningún lado.

A veces dar el sí quiero cuesta menos de lo que creemos y con el vestido adecuado (aunque sea de Asos), todo es más fácil.

¡Feliz martes!

P.D. Asos no ha pagado este post, aunque si nos está leyendo, decidle que nos dejamos sobornar con tarjetas descuento 🙂