Segunda parte: El yoga es bonitista, y más aún si es al aire libre

Hoy os traemos varias razones por las que predicar la práctica de yoga al aire libre. Como ya hemos anunciado en un anterior post, el universo yogui nos ha poseído. Desde que lo probamos no podemos parar, hay épocas en que queda un poco abandonado por las agendas tan apretadas que llevamos, pero a la mínima oportunidad que se nos presenta, nos escapamos a clase.  Y es que el yoga es todo un pozo de sabiduría, cuando destapas lo que hay dentro no dejas de aprender cosas que además de hacerte que te mantengas en forma como cualquier otro deporte, ayuda a que tomes más conciencia de ti mismo/a y puedes trasladarlo a tu día a día, ayudándote a huir del “corre-corre” en el que estamos sumergidos.

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Imágenes via Zuluna Yoga

Llegados a este punto y tras nuestra declaración pro-yoga, os informamos de que estamos en la mejor época del año para practicar yoga al aire libre. Y es que seguro que más de una vez habéis visto a alguien haciendo el saludo al sol en la playa, o quizás en alguna parte de una caminata perdidos en el monte habéis encontrado a alguien haciendo una asana como la cobra o el árbol. Por no hablar de la cantidad de imágenes que circulan por internet practicando yoga frente a una puesta de sol o cualquier otro «marco incomparable». Esto no se debe únicamente a lo bonito que queda en la foto, sino a que los profes de yoga incentivan este tipo de práctica.  En espacios abiertos el yoga nos hace volver al origen de la práctica en sí, la unión con la naturaleza, el aire libre, y la humanidad. Lo de la humanidad entre otras cosas porque a veces esas imágenes ocultan la gente que pasa por el lado y pregunta en voz alta “¿pero qué están haciendo, yoga?”, mientras tu voz interna que se encuentra concentrada en la respiración y esforzándote en mantener una asana con la cabeza boca abajo piensa: “no, si te parece estoy jugando a la petanca…”.

Más allá de los aspectos espirituales, que quizás no sean los que más os atraigan del yoga desde un comienzo (aunque todo llegará, avisados quedáis), la práctica de yoga al aire libre hace que se fomenten varios de los aspectos básicos: la concentración, la respiración y la relajación.

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Imagen via Susana Santos

Concentración

Si decidís practicar yoga al aire libre, os daréis cuenta de que lejos de lo que puede parecer, por estar rodeado de posibles distracciones, estar afuera de las cuatro pareces del estudio facilita la concentración y la conexión con uno mismo. Te concentras en el aquí y ahora ayudado del siguiente punto, la respiración.

Respiración

Cuando nos encontramos al aire libre todos los sentidos se activan: olor, vista, tacto, y el aire fresco ayuda a que aumentemos la conciencia de una acción muy importante del yoga, la respiración. Esto a la vez incentiva a que callemos un poco a esa parte del cerebro que no para de pensar que si la compra, lo que tengo que hacer antes del viaje de este fin de semana, el email que tenemos que enviar mañana a primera hora, que no se me olvide llamar a mi amiga, la cita con el dentista… en fin, ya sabéis.

Relajación

Y al tener calladita a la parte del cerebro que no para de susurrarte las mil cosas que tienes que hacer, esta calma de la que hablamos nos lleva a lo que tanto buscamos con el yoga, la relajación.

Además, por si fuera poco, respirar aire libre según algunos estudios repone la energía agotada, con lo que yoga más aire libre es como un impulso de regeneración energética, que fomenta como ya hemos dicho antes, la concentración en el aquí y ahora, quedando aislado del entorno (por ejemplo de la gente que pasa por tu lado y te mira como si fueras un mono de feria).

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En resumen, no nos enrollamos más, el yoga más aire libre es una experiencia bonitista recomendada, una buena forma de recargas pilas, con una sensación de libertad instantánea que no se puede replicar en el interior de un estudio o clase cerrada. Así que os motivamos a probarlo.

En Barcelona, tenemos la suerte de tener el mar (como bien canta Manel) y una profe estupenda que organiza clases en la Barceloneta cuatro veces por semana (¡gracias zuluna yoga!). Pero no os pongáis celosos, que por vuestras ciudades seguro que hay algo. En caso contrario, siempre tenéis la opción de coger una toalla y una esterilla e iros a un parque o a la playa, a hacer unos saludos al sol y disfrutar de las vistas, del aire, y de ti mismo/a. Porque esa es otra ventaja del yoga, solo te necesitas a ti.

Y vosotros, ¿practicáis yoga a menudo?¿Lo habéis probado al aire libre?

PD: Si queréis más info sobre los beneficios de practicar yoga al aire libre, podéis leer este artículo o éste.

¡Feliz fin de semana y namasté!

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