Hoy os traemos un DIY para hacer cojines la mar de sencillo. La tentación surgió justo después de terminar el post de recopilatorio, así que desempolvamos nuestra máquina de coser y nos pusimos a ello. Ya veréis que es muy sencillo. Partimos de un cojín básico de Ikea ‘baratungo’ y una tela que compramos allí también y de la que estamos enamoradísimas (y que no localizamos en la web, me cachís).
Nuestro cojín mide 35 por 35 centímetros. Una vez tengamos las medidas, tenemos que cortar tres piezas como las de la imagen. Una con la medida real, otra pieza que mida algo más de la mitad (en este caso de 35 cm.) por 35 centímetros y una última pieza de 17 (más o menos la mitad) por 35 centímetros. Importantísimo: dejad siempre un margen de unos 2 centímetros para costuras y dobladillos.
1. Es el momento de marcar un dobladillo en las piezas pequeñas, sólo en uno de los lados, el más largo. Según nuestras madres, lo suyo sería medirlo, hilvanarlo y pasarlo por la máquina. Nosotras lo cogimos con alfileres, ¡somos unas locas!
2. Llega la parte más importante: montar nuestro cojín. Si no habéis sido demasiado arriesgados con las medidas y cortáis bien (al menos mejor que yo, que para mí ver un unicornio es más fácil que ver una línea recta), os deberá encajar (milímetro arriba, milímetro abajo). El estampado debe quedar hacia dentro con todas las piezas.
3. Toca rescatar la máquina de coser. Para los que tenéis pánico… ¡olvidadlo! Una vez puestos, el nivel es de ‘primero de vida’. Cosed los dobladillos (id quitando los alfileres conforme avancéis, yo no lo hice y partí una aguja… ¡es que soy muy lista!). Y luego pasad los cuatro lados del cojín por la máquina, siguiendo el montaje de la foto 2.
4. Lo más sencillo e indispensable: cortar los hilillos. Teniendo en cuenta de que nuestro DIY no es muy profesional, al menos que no tenga hilachos colganderos. Como veis… ‘coser y cantar’ (humor).
Le dais la vuelta y os deberá quedar una cosa parecida a ésta. Lo sencillo de esta forma de hacer cojines es que no necesitamos cremalleras ni ningún elemento de cierre. Es tan fácil como meter en nuestro saquito el cojín inicial y listo. Los más hacendosos pueden poner en la parte que se superpone un adorno: un botón bonito, un lazo, una florecilla… ¡vosotros mismos!
Esperamos habernos explicado bien y que no haya quedado ningún fleco suelto. Si ha sido así: preguntadnos, cuestionadnos y sed pesados.
Créditos: Esta forma tan sencilla y vistosa de hacer cojines la aprendí gracias a las chicas de Fabric Taller en un curso de iniciación a la máquina de coser y admite miles de posibilidades. ¡A coser!