Levantarse a las 7 de la mañana, cargar el coche, repasar la lista, bien, va todo. Quedar con la novia a primera hora de la mañana, ¡ayy que nervios!, recoger las flores, que la novia y su madre te den las últimas cosas, reunirnos el equipo bonitista, repasar de nuevo que no falta nada, ok, ¡nos vamos! Llegar a La Viñuela: hola, buenos días, somos las bonitistas, ya estamos por aquí para montar la boda.
Así empezó la mañana del 27 de junio de 2014. Varias horas después, nosotras ya nos habíamos puesto nuestro uniforme, un fresquito vestido mint, nos habíamos echado un poquito de máscara de pestañas y un colorete, lo justo para estar ‘medio monas’ y salimos al jardín para supervisar los últimos detalles. Al rato, empezaron a llegar los primeros invitados. Después, Noelia entraba en la alfombra roja del brazo de su padrino. Preciosa, impresionante. Entonces, empezó la ceremonia. Diez minutos después, Rocío y yo ya estábamos, desde una esquina, echando una lagrimilla y compartiendo con Auxi a través del grupo de whatsapp cómo estaba saliendo todo.
Y salió genial. Pero no por nosotras, el trabajo de decoración de Bonitismos sólo fue un pequeño detalle que sumó en un día especial para todos. Lo importante fueron ellos, Noelia y Chema, y toda la gente que los acompañaba ese día. Sólo podemos dar las gracias a los novios por confiar en nosotras y por hacernos partícipes desde el primer momento, al final, de algo más que la mera decoración. Y un gracias enorme al fotógrafo José Bernal por esas imágenes y por formar ‘equipo’, pese a tantas horas de trabajo y el esfuerzo, es un gustazo encontrarse con gente que a ‘las tantas’ sigue teniendo una sonrisa.
Así fue la bienvenida, una sencilla pizarra para guiar a los invitados y un cartel que ya anunciaba los colores y los motivos de la boda.
La ceremonia se celebró en el jardín y justo detrás del cenador dónde estaban los novios, colocamos unas fotos que recorrían la vida de ambos. Desde los pocos días de vida, pasando por imágenes con hermanos, padres, amigos… hasta llegar al momento de conocerse. Y al fondo… el pantano en un precioso atardecer de inicios de verano.
Y al lado, bajo la sobra de un frondoso árbol: el seating plan. Noelia nos había contado, hacía meses, que Chema le había pedido matrimonio en en Marruecos… así que quisimos hacer un pequeño homenaje a ese momento tan especial. Sólo un pequeño toque con la alfombra, algo sutil. Cada una de las mesas tenía el nombre de alguna de las ciudades en las que los novios, unos amantes de los viajes, habían estado. Y es que luego, en las mesas, convertimos las fotos de sus viajes en postales de estilo vintage a modo de mesero.
Y una vez dentro, el banquete. Algunos de los detalles de las mesas: la presidencial y la de candy.
Y terminamos este recorrido con algunos detalles más, el fotomatón y los corners de los regalitos: chapas y alpargatas para todos.
Todo lo hicimos a mano, con mucho cariño y los novios lo prepararon todo con mucho amor. ¡Y eso se nota!
Si queréis ver más fotos, os recomendamos el post de José Bernal sobre esta boda, una auténtica delicia.
Ánimo con la semana y nos encontramos mañana por aquí con algo muy especial… aquí huele a concurso, ¡hasta aquí podemos leer!
Ooh! Sois unas artistas! No hay nada que se os resista 🙂
Muchas gracias Maialen!! y qué piropo viniendo de ti. Nos alegramos de que te guste