¡Seguimos con el monotema! Empieza por M, una M gigantesca -por cierto -y termina por A. Sí, amigos, MUDANZA. (Si has pensado MIERDA es que estás muy mal, eh). En estos días pienso en mi vida como un cúmulo de cajas, cajas que nunca terminan, que se reproducen y ¿mueren?

Hay cosas que no recuerdas que tenías y que aparecen riéndose de ti, burlonas. Lo de hacer cajas es parecido al mito de Sísifo, el pobre griego que subía una montaña con una piedra y cuando llegaba a la cima, se le caía y vuelta a empezar. Pues así me siento yo haciendo cajas. Siento que no voy a terminar nunca, que la piedra se cae una y otra vez. Perdón por usar este blog como terapia, pero aquí viene la dosis bonitista. Lo único que me salva de ponerme Nacho Vegas y dejarme ir en una espiral de locura, alcohol y pena a partes iguales es la ilusión de tener una casa como yo quiero, una casa bonitista, por fin.

Así que para ilusionarme entre caja y caja, pienso en cosas que me gustaría tener. Y una de ellas es una letra gigante luminosa. Y como el bolsillo después de una mudanza no está para derroches, me queda el querido DIY. He encontrado cuatro tutoriales para crear una de estas letras tan resultonas y que tanta vida dan a cualquier espacio.

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La verdad es que cada uno de los DIY tiene su aquel, y aunque alguno parece del último curso de Bricomanía, creo que con un poco de maña, tiempo y cariño se puede hacer realidad. Así que ya os contaré si después de hacer cajas puedo ponerme a escribir letras DIY con mucha luz.

¡Gracias por estar ahí y soportarnos(me)!