Los gatetes, cuchichis y dibujos de Diminuto Cielo

Algunas veces lo que muchos consideran un revés, otros lo ven como una oportunidad. Algo parecido le pasó a Curro Rubira, el hombre que se esconde tras Diminuto Cielo, un proyecto personal lleno de cosas bonitas del que hace tiempo que queríamos hablaros en el blog. Y detrás de ese nombre no puede haber una idea más bonitista: «Hacer lo que te gusta es literalmente como estar en un Diminuto Cielo». Amén.

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Hace menos de un año, Curro vivió un cambio laboral que le llevó a alejarse del mundo de la publicidad y marcó el inicio de Diminuto Cielo, una colección de recuerdos de viajes, que de repente se han convertido en algo nuevo. En sus viajes, Curro tenía una obsesión: comprar «cachivaches» de plástico. De repente, los recuerdos poblaban la casa en la que vive con su chica Clara y su hijo Martín. Con el pequeño, ya con menos viajes en la agenda, comparte la afición de jugar con T-Rex, Cocodrilos y espadas de plásticos y no dudan en buscar en los chinos más preciados nuevos tesoros, que son el punto de partida de nuevas obras, que puedes encontrar en Diminuto Cielo.

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Sin más pretensión que dibujar con libertad, dejando atrás los briefings de las agencias de publicidad, Curro Rubira disfruta en su Diminuto Cielo del trabajo hecho desde la diversión, recordando lo que es hacer cosas con sus propias manos, un placer que espera se convierta en oficio y que sus gatetes, cuchichis y dibujos puedan hacer felices a otros y formar parte de la decoración de un nuevo hogar.

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Seguro que os lo estáis preguntando, y la palabra cuchichi de dónde sale. Así es como llamaban a su hijo Martín desde bebé, como el ruido que su abuelo Manolo hacía cuando llamaba a las perdices. Nosotras que somos fans de las historias de los nombres, no podemos no compartir esta con vosotros. Por cierto, Martín ha cedido su nombre sin ánimo de lucro.

Y no es lo único que ha hecho el más peque de la casa, ya que también participa en varios de los dibujos de su padre, en una suerte de proceso creativo cruzado entre padre y hijo, en el que nunca se sabe quién es el que aprende de quién.

Un ejército de ideas, gatetes y cuchichis está a tu disposición, seguro que hay un hueco en tu casa para ellos y para el trabajo hecho con amor. Igual tú también te puedes sentir en ese Diminuto Cielo.

¡Feliz martes!

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