No es el azul del mar, tampoco el del cielo y esto no es una canción de Christian Castro (con un maravilloso videoclip, por cierto). Hoy hablamos del azul índigo. Sí, para desintoxicarnos del mint, a veces, sólo a veces, buscamos colores que van más allá de los tonos pastel. Es nuestra terapia personal para alejarnos de lo que nos gusta demasiado. Igual, tenemos que admitir que siempre volvemos al mint, pero al menos, sabemos que hay otra gama de colores más allá. Por eso, hoy recuperamos una de las tendencias de decoración de este otoño. STOP, voces hablando a gritos: «¡Pero sí estamos ya en invierno, muchachas!» Ya, tenéis toda la razón, pero es que nosotras no siempre queremos entender de modas, sino de lo que nos gusta, da igual que sea unos meses más tarde. Así que hoy azul índigo, te damos una oportunidad para dejarte entrar en nuestras vidas.
¿Por qué nos gusta este color? (En serio, mint, no te enfades, para nosotras siempre serás «the one»). Porque da un toque de serenidad, nos hace sentir que volvemos a estar de vacaciones y que ese rincón donde él reina puede ser nuestro rincón del relax.
Combinado con elementos como la madera o el mimbre, la sensación ya es total. Así que sí, igual tenemos que ampliar miras y hacerle un hueco. Solamente por encontrar ese suspiro, ese instante, en el que nos volvemos a imaginar en paz.
Aunque no nos podemos quitar al color mint de la cabeza, puede, y decimos sólo puede, que el azul índigo también tenga su oportunidad para llenar de color nuestras casas y nuestras vidas.
Una reflexión sobre “Azul índigo, que también te quiero azul”