La vuelta a la realidad incluye, por supuesto, la vuelta al trabajo. Es verdad que hay días que nos despertamos con las mismas ganas de ir a una mina a trabajar. Puede que los artífices de la tendencia de hoy se sintieran así y por eso hayan decidido poner de moda…tachán, tachán, ¡el mono de trabajo!
La verdad es que tenemos nuestras dudas sobre esta moda. Lo primero, nos recuerda cuando una vez nos disfrazamos de la serie V (lo siento, no compartimos pruebas gráficas por respeto a nuestra dignidad). En esa ocasión descubrimos que para que un mono te quede bien, las curvas no pueden venir incluidas.
Aunque claro, ya se sabe que la moda y las tendencias no siempre tienen en cuenta que la gran mayoría de mujeres no somos bichos palos. Una vez superada la prueba de la figura, otra gran duda es no sentirnos como el nuevo ingrediente de Parchís. Hace falta mucho estilo, elegancia y seguridad para llevar un mono de trabajo y no sentirte como el fontanero.
Afortunadamente, a la hora de estilos y colores, esta tendencia -de momento- es un poco más discreta que los amigos de Parchís. Y para gustos, colores (y tejidos). Vaqueros, estampados, cuadros, todo vale en estos monos.
Otra cuestión es importante es el zapato. ¿Con qué me pongo esto? En las imágenes del post, veréis que todo vale. Desde tacón a zapatillas, y de zapatillas a botas altas o incluso zapato plano.
¿Cómo lo veís? ¿Os animáis a poneros el mono de trabajo y salir a la calle? ¡Habla, pueblo, habla!
¡Feliz miércoles!