Si eres fan de Juego de Tronos es probable que Croacia esté en tu lista de próximos viajes. Si no lo eres, es posible que también esté después de haberte tragado más de una foto en Instagram de sus playas de aguas azul celeste, sus ciudades sacadas de un viaje en el tiempo y su increíble naturaleza. Sea como sea es un país maravilloso con el que no te equivocarás. Hoy hacemos un viaje ilustrado gracias a Mateja Kovac.

Nuestra primera parada es Split, que no tiene nada que ver con el banana split. Un lugar ideal para perderse por sus callejuelas y quedarse prendada de cualquier rincón.

La joya de la ciudad es el Palacio de Diocleciano, transformado hoy en el centro histórico, donde convive su origen romano con todas las culturas que pasaron por Split a lo largo de los años. Ríete tú de Juego de Tronos.

El paseo marítimo de Split se llama La Riva y es un lugar ideal para pasear y descansar mientras se saborea uno de los deliciosos (y desconocidos) vinos croatas.

Quizá el mayor encanto de Split está en sus fachadas y en sus rincones secretos. No podrás dejar de mirar y sorprenderte de sus ventanas y puertas de colores. Algo común en toda Croacia, donde tienes el escenario ideal para sentirte influenser.

Dejamos Split y continuamos hasta Zadar. Una de esas ciudades que no sabes por qué, pero tiene un encanto especial.

Quizá sea por sus plazas, que esconden restos romanos bajo el suelo y la gente disfruta de la vida.

Quizá sea por compartir en apenas 100 metros: iglesias y foro romano.

O porque las olas suenan distinto gracias al Órgano del Mar y cuando cae la noche tus pies pueden saludar al sol. Si quieres entender de qué hablo, creo que no te queda más remedio que hacer las maletas.

Terminamos este Croacia-Express ilustrado en su capital: Zagreb, una ciudad llena de vida callejera (como nos gusta), de cocina deliciosa y con un centro histórico, pequeño, pero que es un viaje al pasado en toda regla.

La vida de Zagreb se organiza en torno a una plaza. Si te dicen «quedamos en la plaza», habrás quedado en la plaza de Ban Jelacic. Sus edificios son una pasada, pintados en colores pastel.

Una de las paradas indispensables en la visita a Zagreb es el mercado de Dolac, donde sus vecinos compran cada día productos frescos bajo sus características sombrillas. Un murmullo encantador de la vida real, que, todo hay que decirlo, falta en algunos otros rincones de Croacia mucho más turísticos.

Las ilustraciones de Mateja Kovec nos llevan de la mano a su visión única y encantadora de Croacia. Aunque creemos que lo mejor es vivirla, porque hay mucho más que merece la pena ver y sobre todo, vivir.

¡Feliz miércoles!