Escribo este post, el primero después de 7 meses, tal que así. Con la cama sin hacer, con un ojo en la pantalla del ordenador y otro vigilando la siesta matinal de Manuela y usando como alfombrilla del ratón la Vogue (de Rosalía) de julio que no me he podido leer.
Aprovecho los últimos días de vacaciones que me quedan, ya he vuelto al trabajo después de la baja, pero ha sido en periodo de adaptación, como los niños en el colegio. Volví a la mitad de mi jornada, Manuela era aún pequeña y no había empezado a comer, seguía siendo la lactancia materna su único alimento. Así que entre sacaleches, placas de frío, madrugones y mañanas intentando hacer el menor ruido posible… volví. Como todas habéis hecho, nada extraordinario. Después vacaciones… y este lunes, llega ya la prueba de fuego, la de verdad.
Vivo con sueño, más bien, convivo con él. Ya nos hemos acostumbrado el uno al otro. Ahora que con mi vuelta al trabajo (de verdad) se cierra una etapa y se abre otra, me da por pensar si hubiese sido diferente en el caso de haber tomado otras decisiones (you know, chupetes, biberones, ayuda de pago… en fin, como todo en la vida es cuestión de elegir y la maternidad no iba a ser menos). Probablemente, pero ese no es el caso.
Me da por pensar en los datos que publican anualmente el Club de Malamadres: 6 de cada 10 mujeres renuncian a su carrera profesional y 8 de cada 10 tienen dificultades para compaginar vida familiar y laboral; y me pregunto si podré, si seré capaz de hacer todo lo quiero hacer como madre, como profesional, como pareja, amiga, hija…
El caso es que he vuelto, no sé si a la normalidad o a qué, pero tenía ganas (una parte de mí) y por aquí estoy. Prometo no ser monotemática con la maternidad y sus conflictos, palabrita. Ah, por si alguien se lo pregunta… Manuela se despertó a los 20 minutos de sentarme delante del ordenador. Yeah.
Bienvenida al club 🙂
yo al final opté por dejar a mi niña en la guardería durante mi jornada, porque, aunque trabajo desde casa (que es genial para conciliar) mi trabajo es muy demandante, y necesito mucha atención y sacar muchas cosas adelante, y no lograba hacer nada con la peque por casa. Al final ella está en un sitio donde la cuidan y se lo pasa genial, y las dos podemos disfrutar juntas de tiempo por la tarde. Eso sí, el blog, que antes le dedicaba mucho más tiempo, está siendo un reto. Pero todo se andará.
Ánimo y a por ello 🙂