Admiro la paciencia de mi padre. La paciencia para enfrentarse a un montón de objetos sin forma y dársela, y que sea bonito y que se note que lleva cariño a raudales. Ahora lo llamamos DIY, pero para él son ‘detalles hechos a mano’. Siempre se le ha dado bien hacer lo que se proponga, desde que aprendió a encuadernar de forma artesanal… papel que toca, papel que convierte en objeto único.
Tarda horas, personaliza portadas, dibujos del papel, guardas… y además esconde flores secas entre las páginas. Un auténtico tesoro en forma de libro en blanco. Cómo se nota que soy su mayor fan y que no voy a conseguir ser objetiva, os dejo con las fotos de sus últimas creaciones.