Noelia y Chema ya han vuelto de su viaje de novios y a partir de ahora empiezan su nueva vida. Nosotras nos sentimos tan orgullosas que parecemos señoras madres que casan a sus hijos, pero después de haber formado parte tanto meses de esta historia de amor, es como si fuese algo nuestro. Y es que la boda de estos tortolitos ha sido bonitista desde el comienzo, incluso desde las invitaciones de la boda. Cuando nos reunimos con ellos, tenían claro que querían algo actual pero que no fuese demasiado rompedor, querían una invitación sencilla, alegre, juvenil, pero que a la vez fuese elegante y con la que se sintiesen identificados. Y aquí vino el momento más importante: ¿cuáles son vuestros colores? Al principio dudaron, pero al poco tiempo habían encontrado la combinación perfecta, sus colores: el mint (bonitismo puro) y un morado precioso. A partir de aquí… el trabajo ya era nuestro.
Tenemos que decir que éste es sólo un pequeño avance, pero es que no nos podíamos resistir a enseñaros el punto de partida de esta boda tan bonita. Pronto os enseñaremos cómo quedaron los sobres craft forrados a mano y decorados con baker twine, cada invitación era un verdadero regalo para sus invitados y destilaba amor por cada una de las esquinas. Las hicimos una a una con muchísimo mimo y creemos que el resultado mereció la pena.
Para la impresión de las invitaciones confiamos en los chicos del Tipo de la imprenta, quizá no se aprecie en la foto pero el acabado del papel era precioso, con unas pequeñas motas de colores que combinaban perfectamente con el estilo de los tarjetones. ¡No nos defraudaron! Rápidos, efectivos y con muchísimo gusto a la hora de trabajar: ¡bravooo! Además, hicimos unas pequeñas tarjetitas que incluimos en el sobre en las que venía información útil para los invitados: horarios de los buses y números de cuenta (mejor no incluir esta información en las invitaciones, consejo bonitista).
Prometemos fotos mejores y con más detalles, pero es que ya sabéis que somos unas impacientes 😉
¡Felicidades a Noelia y Chema! Desde aquí queremos desearles que no paren de comer perdices ni un sólo día de sus vidas.
Hasta mañana bonitistas 😉