Como colofón y estirando hasta lo posible las vacaciones, la pasada semana estuvimos en Praga. Una ciudad que merece la pena conocer, recomendable al máximo y es que sin duda, Praga es bonitista. Es muy difícil resumir un viaje tan intenso, pese a que no hemos estado muchos días, pero vamos a intentarlo en cuatro cosas que nos han encantado y que os pueden servir si vais a visitar la ciudad. Eso sí, el checo ilegible e imposible de pronunciar, que nos perdonen los ciudadanos del país, pero vaya reunión de consonantes seguidas y simbolitos en forma de gorro… eso sí, con nuestro inglispitinglis no nos ha ido del todo mal. ¡Empezamos!
1. La ciudad: Praga misma de por sí. Más allá de la cantidad de turistas, más allá del puente de Carlos o de la Torre del reloj… Un paseo por la orilla del Río Moldava, por el barrio judío, por el Castillo o por la cantidad de plazas que hay es simplemente maravilloso. Además, si tenéis la posibilidad de realizar un tour o un free tour, la historia de Praga es apasionante y cercana, ya que su escisión con Eslovaquia se produjo en los años noventa. Muy apta también para los amantes de la historia de la Segunda Guerra Mundial.
2. Los rincones: Imposible dejar de mirar y fotografiar. La zona de los alrededores del Castillo parece sacada de un cuento de princesas, no os la perdáis ni tampoco el Callejón del Oro. Una calle en la que vivió Kafka y que en la actualidad está repleta de pequeñas tiendas de artesanía. Amor.
3. La comida: mmmmm, no nos sale otra cosa. Quizá uno de las ciudades en las que mejor hemos comido. El gulash, los dumplings, las sopas, la carne, el queso frito, el codillo (que no ha salido en la foto porque no le dio tiempo a ponerse, jurrr) … Os recomendamos varios sitios, apuntad bien. Nase Maso (foto arriba a la izquierda), una carnicería en la que puedes elegir lo que quieres comer y lo cocinan allí mismo, además te compras tu vasito de papel vacío y lo puedes rellenar de cerveza cuantas veces quieras. ¿Hay algo mejor? Pues quizá el codillo de Ferdinanda (foto chunga, abajo a la izquierda), o sus salchichas o el queso frito. Hay dos locales en la ciudad y todo el mundo coincide en lo mismo: buena calidad, buen precio y buena cerveza. Y qué os podemos decir de la sopa de coles de bruselas de Lokal (foto central abajo). Pues que hay que probarla pese a que la verdura protagonista sea poco amistosa. Y de postre… Trdlo, una especie de churro hueco que puedes encontrar en cualquier calle praguense. Para delirio del personal lo puede rellenar, entre otras delicias, de Nutella. ¿Se nota mucho que hemos comido abundantemente en Praga?
4. La cerveza: Y si hemos comido, más hemos bebido. Vale, obviamente esta foto no va a pasar a la historia como la bonitista de la historia del blog, pero es que si vas a Praga y no bebes cerveza es que no has ido a Praga. Además de su tamaño, del medio litro no baja, es impresionante su precio y su calidad. En cuanto a nuestra recomendación… los precios están publicados fuera de todos los bares y restaurantes así que sólo hay que hacer cálculo con el cambio de coronas… y a degustar.
Hasta aquí nuestro post de hoy. Qué tendrán las vacaciones que las anhelas durante meses y después se olvidan en tres días. Eso sí, la foto 3 y 4 os hace una idea de qué es lo que nos recuerda las vacaciones, ¿no? Adiós verano, holi brócoli. Pero bueno, esa es otra historia y da para otro post 😉
Nos vemos mañana por aquí familia.