Cuando uno empieza a buscar piso y su presupuesto es reducido, de repente tiene una gran nueva amiga que se encuentra en cada portal inmobiliario. ¡Las buhardillas! Sí, puede que durante un momento se conviertan en parte de un sueño bohemio donde no falta una guitarra apoyada en la pared, una alfombra, velas y conversaciones filosóficas sobre ser o no ser. Pero la realidad golpea fuerte y esa buhardilla que te habías imaginado, rara vez coincide con la realidad y con tu presupuesto. Y la buhardilla que te puedes permitir está más cerca de una pequeña caja de zapatos, donde esperas no tener que recibir nunca a la selección de baloncesto. Aunque la realidad sea dura, hoy venimos con el ánimo de ayudar a cambiarlas un poquito con una dosis de inspiración de buhardillas que sí serían parte de los mejores sueños.

Rocío y yo no somos especialmente altas, sino más bien todo lo contrario. Cuando nos mudamos a Madrid y tuvimos que enfrentarnos a la búsqueda de piso, una vez vimos un baño en el que tendríamos que habernos duchado a lo jorobado de Notre Dame o sentadas en el water (era tan pequeño que hubiese sido factible). Afortunadamente no todos los baños son así y hay soluciones tan bien pensadas como éstas.

No hay nada que una buena dosis de cojines no pueda arreglar. En espacios pequeños como las buhardillas saber encontrar el equilibrio entre los detalles y el horror vacui es bastante importante.

Y si en la casa hay niños, la organización es fundamental, por lo que hay que encontrar el gran aliado en paredes y estantes.

Los cocina encuentra su hueco (nunca mejor dicho) y convive con pequeños comedores que aprovechan los techos bajos para dar toques de iluminación con lámparas bonitas.

Y si trabajas en casa, de otra cosa no, pero de luz no te podrás quejar.

Si estás en ese momento de búsqueda de piso y en tu camino se interpone una buhardilla, esperamos haberte dado algunas ideas para saber que una buhardilla también puede ser un hogar.

Feliz semana, bonitistas.