Tuper, tupper, taper, fiambrera, lunchbox… Llamadlo como queráis y escribidlo como mejor os venga, pero seguro que sabéis de lo que estamos hablando: Érase una vez un tupper que me acompañaba todos los días al trabajo…
Ahora que apuro los últimos días de vacaciones desde el paraíso (véase IG), en mi cabeza ya empieza a rondar cómo voy a organizar la compra del sábado y los primeros tuppers que me llevaré en la semana de vuelta al trabajo. Eso influye, no es lo mismo empezar la semana con un triste filete de pollo a la plancha más blanco que la pared que afrontar el primer lunes de trabajo con una rica y sabrosa ensalada de pollo bonita y apetecible.
– A nosotras eso nos pasaba mucho de pequeñas… ¿a vosotros no? Sabéis aquello de tener un día horroroso en el cole, examen sorpresa de matemáticas, el niño (o niña) que te molaba había pasado de ti en el recreo, te habían pillado hablando con tu amiga y te habían regañado en clase y encima te había tocado prueba de velocidad en educación física (drama). Y al llegar a casa… lentejas (judías, acelgas o algo similar que de pequeño no acabas de apreciar). ¡WTF! ¿Pero qué broma es esta? Un mal día con macarrones con tomate se ve de otra manera. Pues igual pero ahora, cambia examen por jefe, cole por oficina y el tupper ya no te parecerá un mero trámite.-
Así que hoy, permitidme, que os hable de un proyecto personal. Con vuestro permiso, y el de las bonitistas, me apetece compartir con vosotros esta inquietud. Como gran disfrutona de la comida que soy, al «momento tupper» en el trabajo siempre le he dado cierta importancia. Es el rato que tengo para desconectar, reírme con algún compañero, mirar IG tranquila y disfrutar de algo rico, sabroso y sano (y fácil de digerir para no tener una tarde con el estómago flamenco, algo bastante habitual si sois habituales de comedores de oficina). Eso, sumado a que entre mis compañeros siempre hay cierta expectación por ver qué tupper traigo cada día… me llevo a crear la cuenta de Instagram de My tupper: Dos «tuppers» de Ikea, poco tiempo, ganas de comer (medio) sano y una hora para el almuerzo. Bienvenidos (así reza la bio).
Como veis tengo los mismo seguidores que la Kardashian en Instagram, juas, así que ya si me llevo alguno más después de este post… ni tan mal. No, en serio, bueno sí… si me seguís alguno me alegráis el día. La cosa es que cada día fotografío en la mesa del comedor de mi curro el tupper que me llevo, sin más preparativos, juegos de luces ni decoración que un filtro chungo de IG.
Tan real como la vida misma.
Total, que vaya chapa que os he dado, ¿no? En serio, no hace falta que me sigáis, os querré igual como bonitista de la vida que soy. De verdad. Palabrita.
¡A comer bien y a disfrutar del día!
Pues yo ya te estoy siguiendo, y no para que no me dejes de querer, sino porque me va a venir muy bien esta cuenta para preparar mis propios tupper. Gracias Celia…
Oye pues yo a seguirte también! Que me faltan ideas y al final acabo comprando alguna caquita en el súper de abajo del curro (ya sabes que los ingleses son muy de sandwich socorrido y no quiero acabar sucumbiendoca ese horror que ni es almuerzo ni ná). Gracias por compartir tu cuenta!