O soñamos mucho o tenemos muchas casas de nuestros sueños. Nos hemos dado cuenta que hemos repetido más de una vez «es la casa de nuestros sueños» en el tiempo que llevamos escribiendo en este espacio cada día. Así que hemos decidido, que los sueños, sueños son y que ya puestos, podemos empezar la semana dando la vuelta al mundo viajando de casa en casa bonitista. Así que abróchense el cinturón que esta vuelta al mundo empieza ya. (Ríete tú, Willy Fog)
Concretamente aterrizamos en Kingston, donde se encuentra la casa de Caroline Rowland, la editora del blog Pathwork Harmony. Nos gusta porque mezcla perfectamente los colores pastel (qué pesás somos), los suelos hidráulicos y proyectos DIY. En este post nos colábamos de house tour sin remordimientos.
Entre el mar y la montaña se encuentra Biarritz, en la costa vasca de Francia. Allí viven Constance y Dorian, que no son amigos nuestros, pero conocemos su casa a la perfección, porque somos unas cotillas del interné. Lo que nos dejó boquiabiertas fue su cocina, la cocina del deseo, pero el resto de la casa tampoco se queda atrás. Podéis echarle un vistazo en este post.
Y de la costa francesa nos vamos, sin quitarnos el bañador, hasta Australia. A la casa de Sarah, la persona que se encuentra detrás de A Beach Cottage. Un paraíso que sabe a mar, vacaciones, siestas largas y mucha, mucha tranquilidad. Os advertimos que hacer click en este enlace puede suponer un ataque de envidia repentino.
Nosotras que confesamos somos adictas al canal de Casa y todos los programas de Divinity, nos hemos imaginado que todas las casas en Estados Unidos tienen cientos y cientos de metros cuadrados. Pero no, también hay espacios más «asequibles», donde no necesitas un mapa para encontrarte y que pueden estar cuidados hasta el más mínimo detalle. Es el caso de esta casa en California de inspiración nórdica, de la que queremos todo, pero especialmente su mesita de centro.
Antes de volver a casa, que ya se sabe que estos vuelos son muy largos y no queremos hacer un Melendi, hacemos parada en Bélgica, además de para comernos un poquito de chocolate, para visitar la casa de Yvonne Eijkenduijn, bueno, mejor dicho, su antigua casa, porque la vendió para mudarse al campo a escuchar los pajaritos.
Esperamos que este viaje bonitista no os haya dejado mucho jet lag y podáis empezar la semana soñando con el próximo viaje.
¡Buen lunes!
