Es un secreto a voces que se encuentran verdaderas joyas en las basuras de este país, lo cual para los que somos amantes del reciclaje de muebles, nos da cierta vidilla. Que si vas pasando con el coche y te paras en doble fila al tener el flechazo, que si te pones a mirar a los lados a ver quién pasa por la calle mientras merodeas por tu presa (a nadie le gusta que le vean alrededor de un contenedor, claro), que si te vas con tu tesoro a casa sin querer toquetearlo mucho por si acaso…
Ese ha sido nuestro caso esta semana, con la pequeña diferencia, bah, insignificante… de que esta vez pringué a mi señor padre para hacerme el trabajo sucio. Camino del trabajo, con la hora pegada, teléfono: Papi, acabo de ver dos butacas preciosas en el contenedor al lado de casa, me encantan, puedes echarle un ojillo, a mi no me da tiempo. Mi padre: venga, a ver si puedo. A la hora siguiente, mi padre por SMS (es un vintage y se resiste al ‘guasap’): silla en tu casa, ya se habían llevado una. ¡Yuhuuuu! Y es que mirad, mirad.
Allí estaba ella, con su compañera ahora en otro hogar, poniéndome ojitos. Ya está en casa y lo mejor es que apenas necesita pintura, sólo un buen lavado. Y es que somos muy fans de este tipo de muebles, las sillas y butacas de mimbre y cada vez es más complicado encontrarlas. Tanto para interior como para exterior… es un elemento decorativo precioso. Seguro que tenéis alguna fichada por ahí que es perfecta para reciclar, darle una manita de pintura, un cojín y nueva vida. Si no nos creéis, atención a este muro de inspiración.
Imágenes fichadas en 1//2//3//4//5//6//7//8//9
Siempre lo decimos, pero que ¡viva el reciclaje! Quizá no deberíamos decirlo muy alto y así dejar que la gente con cosas chulis en casa las siga tirando para que los contenedores sigan siendo un filón. Así que guardad el secreto y estad bien atentos a partir de ahora…
¡Hasta mañana bonitistas basurillas!