Siempre intento estirar las vacaciones algunos días en septiembre, pero ya toca volver. Toca volver también aquí, a la que es nuestra particular «casa mint» desde hace algunos años y en la que compartimos cada día (en esta nueva temporada, tres veces por semana) un poquito de cada de una de nosotras.
Comparto con vosotras y vosotros mi última escapada, de la que volví antes de ayer, y la que me ha dado pilas para al menos aguantar un tironcillo del otoño: Bolonia, una playa a algo más de 23 kilómetros de Tarifa y que es, aún hoy, uno de los paraísos naturales que quedan en nuestras costas. La playa de Bolonia y el poblado de El Lentiscal no están comunicados por carretera con las playas colindantes (Atlanterra a un lado y Valdevaqueros al otro ), eso y el complicado acceso por carretera (llena de curvas) han hecho que se haya convertido en un lugar muy especial y a la vez turístico, cierto. Pero septiembre es otro rollo y así han sido mis últimos días de verano (y no es una canción de Amaral).