Hace un mes tomé una decisión: reducir mi consumo de carne y pescado lo máximo posible. Aún no me atrevo a declararme vegetariana, porque me permito comer carne o pescado en ciertas ocasiones, pero siempre esporádicas. Cuando tu entorno descubre tu decisión, siempre se repite la misma pregunta: ¿Por qué? Mi respuesta es fácil: seguir consumiendo carne y pescado como lo hacemos hasta ahora es insostenible. Tengo sobrinos y sobrinas a los que adoro y me gustaría que puedan disfrutar de un planeta y un entorno habitable, y amigas, si seguimos así, se me antoja difícil. Como dijo aquel estamos consumiendo (una parte del mundo) por encima de nuestras posibilidades. Según este artículo de El País, para producir un kilo de ternera se emiten 27 de dióxido de carbono equivalente (una medida que aúna el impacto de distintos gases de efecto invernadero), se necesitan 15.400 litros de agua y 100 kilos de su proteína requieren 6.000 metros cuadrados de terreno. El mismo peso en lentejas requiere menos de un kilo de CO2, 5.854 litros de agua y 2.500 metros cuadrados de tierra.
No he dejado de comer carne y pescado porque crea que no deberíamos comer animales. Sé que suena contradictorio (vivo conmigo). Lo que creo es que para poder alimentarnos de animales, éstos tienen que estar sometidos a condiciones de vida insoportables e intolerables. La demanda de consumo de carne y pescado es tal que no hay forma de que se pueda hacer de manera más sostenible y más respetuosa. Y no, no creo que la solución sea consumir productos de consumo responsable. Aún seguimos teniendo el problema del coste medioambiental.
¿Dejar de comer carne y pescado es una cuestión de principios? Muy posiblemente. Entonces, os preguntaréis, ¿por qué vas a seguir comiendo carne? Me encantaría no hacerlo y borrarla definitivamente, pero aunque mis principios son fuertes, creo que la mejor forma de comprometerse con una causa es no exigirse más de lo que puedes dar. Hay que aprender a renunciar, porque a mí me encanta la carne y el pescado, pero asumo que reduciendo mi consumo ayudaré en medida de mis posibilidades. Ojalá dentro de unos meses vuelva a escribir un post como éste y os cuente que ya soy vegetariana o incluso vegana. Eso sí es estar comprometidos y ser fieles a unos principios. De momento, intento aportar mi granito de arena.
Un cambio de dieta como éste exige re-aprender a cocinar, por eso además de echaros un rollo, hoy os traigo una tanda de recomendación de blogs de recetas veganas y vegetarianas para aprender a comer de nuevo.
BEGIN VEGAN BEGUN es el blog de Aida, que a través de recetas fáciles y sencillas nos introduce en la cocina vegana y nos demuestra que no todo es tan difícil como parece.
Me gusta especialmente su post de platos combinados y equilibrados para una dieta vegana.
Otro blog que me gusta es Danza de fogones, de hecho lo seguía antes de tomar esta decisión. Desde 2013, Alberto e Iosune comparten en su rincón de internet recetas sencillas y que se pueden hacer sin mucha complicación. Nos gusta especialmente sus recetas de salsas y platos tradicionales al estilo vegano. Además, tienen recetas veganas y sin gluten, toma ya. Doble tirabuzón.
La Pasta no engorda ha sido el último descubrimiento y me encanta el sentido del humor que envuelve todo el blog. Salvando las distancias, me recuerda a El Comidista y a No más tuppers de mamá, pero más millenial. Sólo hay que echarle un vistazo a los nombres de las secciones de los tipos de recetas. Su autor es Cristian que ha decidido compartir sus recetas de una forma divertida y eso mola. Te recomendamos su post 5 recetas para comer tofu sin que parezca goma de borrar. Una verdad como un templo.
Por cierto, no es necesario cambiar toda nuestra dieta. La iniciativa de los Lunes sin carne es un movimiento global que permite a todo el mundo aportar su pequeño granito de arena por un planeta más sostenible.
¡Feliz veggie miércoles! ¡Y perdón por el tostón!
3 reflexiones sobre “¿Por qué ya no comes carne?”