¡Y por fin llegó el día! Y no nos referimos al día de la boda de estas personitas tan importantes para nosotras (que llevan ya casi un año casadas), si no a que ha llegado el día de que os lo contemos. Y es que en casa del herrero… ¡En fin! La cosa es que el año pasado, mi querida prima (fan número uno del blog) nos contaba que se casaba con su guapo y santo novio, y ambos querían una boda bonitista.
La noticia no pudo ser mejor en todos los sentidos. Teníamos un súper bodorrio a la vista y además, mucho trabajo por delante, pero eso sí, trabajo del que nos gusta. Así que nos pusimos manos a la obra y, después de estudiarnos todos los blogs de tendencias de bodas y bucear horas y horas por pinterest, empezamos a decidir el estilo de boda y todos los detalles que no podrían faltar en ella.
Ellos querían una boda sencilla, pero a la vez llena de detalles para sus invitados, y que tuviese una decoración romántica y vintage. Además, tenían muy claro que el color para la identidad tenía que ser el mint, (parece ser cosa de familia), así que el bonitismo estaba asegurado. Para prepararlo todo, contaron con la súper ayuda de Carmen de Something Blue (con la que también colaboramos en esta boda), y la verdad que el resultado no pudo ser mejor.
El lugar elegido para la celebración fue un precioso palacete del centro de Granada, que gracias a los detallitos de Carmen y a algún diseño nuestro, el sitio quedó más espectacular aún. Y si no, mirad, mirad…
Al llegar se recibía a los invitados con un cartel grande dándoles la bienvenida.
El salón de la ceremonia, el lugar donde empezaba la felicidad…
A la salida, un rincón precioso con pétalos y pomperos para recibir a los recién casados como se merece.
El ramo elegido era simplemente espectacular. De tela, combinando el color blanco con el mint y con algunos apliques, no nos pudo encantar más. La artista que lo hizo fue Yolanda de Diez Deditos. ¡Un aplauso para ella!
En varios sitios colocaron carteles para ir guiando a los invitados…
Y el seating fue con diferencia nuestro rincón favorito. Con esas maletas antiguas, las damajuanas y las jaulas blancas con pompones mint, Something Blue supo darle ese toque vintage y dejarlo así de bonito. Y nuestros diseños quedaron preciosos colgados con pincitas.
Los meseros tampoco se quedaron atrás. Colocados en diferentes marcos y con unos centros de mesas muy originales, que combinaban tarros de cristal y juegos de café, encantaron a todo el mundo.
Y la mesa de firmas, decorada con vasos de precipitados que hacían de jarrón (en honor a la novia que es química), tenían un original «libro» en el que los invitados dejábamos nuestra huella.
Además, en cada asiento, prepararon una bolsa con algunos regalos para los invitados: un kit supervivencia, una lámina de los novios ilustrada por Lucía Be y otra lámina con la receta secreta de la tarta de manzana de la novia, ¡riquísima!
Y entre tantos detalles, ni siquiera les faltó un fotomatón, que fue la atracción estrella de la noche.
En definitiva, fue una boda preciosa, de las que no se pueden olvidar y no lo decimos solo porque nos toque muy de cerca 😉
Muchas gracias a los novios por confiar en nosotras y, también, muchas gracias a los chicos de Doble Enfoque, por prestarnos estas fotos tan bonitas para poder contároslo.
¡Qué vivan los novios! ¡Y feliz jueves bonitistas!